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martes, 16 de octubre de 2012

Espíritus libres

- ¿Como se puede escribir un…..?
Dijo mientras se callaba el sonido…

Dios creó la tierra, pero la tierra no tenía sostén y así bajo la tierra creó un ángel. Pero el ángel no tenía sostén y así bajo los pies del ángel creó un peñasco hecho de rubí. Pero el peñasco no tenía sostén y así bajo el peñasco creó un toro con cuatro mil ojos, orejas, narices, bocas, lenguas y pies. Pero el toro no tenía sostén y así bajo el toro creó un pez llamado Babamut, y bajo el pez puso agua, y bajo el agua puso oscuridad, y la ciencia humana no ve más allá de ese punto.*


La noche te llevaba a mí, y yo lentamente era parte de la noche tuya. El agua que se espesa con el frío y cambia de ficción, de realidad, yo amigos, era agua. No hay mucho que discutir, su magia era indescifrable, al verla, todo es como un recuerdo hermoso, que nuestras mentes, adornan, enriquecen, destacan lo bello y singular de cuestiones imaginarias que pasan, que pasaron. Saber que el misterio es un arte, es comprender que la alquimia existe.

Es distinto tener fe, a comprender, eso no es puro, ni ilusorio, es corriente, pero no hermoso, algo así cómo el olvido, o el ejercicio de la monotonía.

Rodamos por los bares, por libros y por los dibujos que han inspirado canciones, habíamos experimentado el encuentro en desencuentros y de ese tipo de encuentros uno no se percata fácilmente. Hay personas que duran una vida sin darse cuenta.

Recuerdo palabras de un amigo, en estos días que pasaron… y amigos no son muchos…

-¿Es producto de la imaginación de C.S. Lewis, o de alguno de estos que Dios imaginó y ellos escribieron en prosas su imaginación?
-Es una pregunta – respondí
-Si.. pero no estoy seguro si Dios existe.
-Existe.
-Entonces es un producto de la imaginación
-De Dios? – contesté.


Era de noche, y no sabíamos bien qué hablamos ni que temas tocamos, seguramente… sobre mundos imaginarios, de la última película que me había hecho llorar, porque sólo lloro cuando veo películas solo…
Mi amigo, que me conocía cual hermano, se levantó riendo, y se volvió a unas mujeres sentadas en la barra de ese bar taciturno, se apartó, dejó un vaso lleno de cerveza fría – que yo no la desperdicié…- y él lentamente me fue cambiando por la naturaleza suicida y seductora que tienen las mujeres en los bares lúgubres que se sientan frente a la barra, infinita compañera de somnolientos... y yo tratando de resolverte, en mi mente, para morir en paz al menos esa noche.



Al volver, el frío de la noche, en alguna alcoba de Asunción, donde estaba volviendo a ser yo mismo. Me habían sometido a los encantos de las noches de Asunción con el frío tan esquivo, estaba ya sólo, manejando un auto vacío, tarareando una canción instrumental, dejaba ceder dos o tres lágrimas con la aurora la noche que ya se iba...

La ciencia no puede llegar a lo profundo y oscuro de tus mares, sólo nos queda el misterio de los espíritus libres.

Dios creó la tierra, pero la tierra no tenía sostén,
entonces… creó un Ángel.



* Manual de zoología fantástica - Jorge Luis Borges.

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