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jueves, 29 de octubre de 2009

de par en par

Hay canciones que no hace falta saber ni quién las cantó, cuando, en que disco, ni nada... hasta muchas veces son canciones que nunca uno, en su sano juicio, sin menospreciar al sano juicio, las compraría, las bajaría a su IPOD, tendría el disco, o bien ochentosamente, "colgaría" el POSTER, etc.

Sin Embargo, luego de varios años en que, sólo por lo general, en ocasiones casi inesperadas eschucho canciones que me llevan a pasados & situaciones, momentos que hacen que esa música, cree una analogía perfecta, y me lleve a un lugar perdido en los pasadizos de la memoria. Pasa también con los aromas, sensaciones etc.-

Ej.:

Una vez -en una promoción de cines- con una amigo, fuimos a ver "dos por uno" (una película vieja y otra nueva). Habíamos tenido la buena y mala idea de hacer eso un domingo frío en la cuidad de Bs.as.

Las películas que nos tocaron en gracia fueron: Casablanca - million dollar baby- la última con c. eastwood y gran elenco.-

Al salir, tríste lógicamente - mi amigo y yo, luego de un largo periodo sin hablar, buscando cubrir el frío con un cigarrillo él, me mira y con el humo cubriendo su rostro, sentencia cuanto sigue:

- Amigo: "Me siento cómo cuando a Paraguay, Blanc, le eliminó del mundial de Francia"
- Yo: " mirá... realmente es eso lo que siento exactamente"

Estabamos aflijidos, desesperados sabiendo que el dolor estaría ahi ya por siempre.-

Blanc, fue el francés que marcó el único gol de las historias de los mundiales denonimado "Gol de oro". Blanc, sabemos todos, fue cruel con nosotros. Esa frustración quedará con nosotros siempre.-

Esas películas, sensorialmente nos remontaron a por lo menos 8 años atrás, una calurosa tarde de invierno, cuando Paraguay, caía contra Francia en el marco del mundial de fúbol 1998.-

Hoy, extrañamente, escuché una canción que en algún lugar dice "de par en par" nada más recuerdo de esa canción hoy. Extrañamente, intenté desesperadamente buscar en "intertet" la referida composición musical. Sin éxito.-

de par en par... de par en par...

Que querrá decir? sinceramente, ni idea.-

Esa canción me recordó con mucha ternura algún verano infantil; recuerdo una calle de tierra, árboles y parte de mi familia cocinando, al lado de una radio grundig con parlantes colgados de ramas.-

Que radio, que momento, que gafas la de mi madre sirviendo la comida, no puedo hablar bien del recuerdo de la vestimenta de mi padre, pero sí, de mi mismo sumergido en una "pelopincho" celeste con restos de pasto verde flotando.-

de par en par.-

busquemos esas canciones.-

lunes, 19 de octubre de 2009

viaje

El futuro:

El futuro, es sólo la lluvia. La música son las gotas.-

Ir contra el viento. No mirar al norte. Eso también es el futuro.-

El Polvo:

El polvo es parte los ojos, de la boca y de los rostros. Algunos de ellos están ocultos. Algunos sólo se los puede ver después de oírse algunos cantos.
El follaje es parte de la voz oculta de algunos en el polvo.-

El cielo:

El cielo es el padre de la madre tierra. El cielo, no pelea, es un producto fuera de stock.- El cielo es azul. El azul también se destiñe de la tristeza.-

Una lágrima es siempre azul en los rostros perdidos.-

Las Guaranías:

Las Guaranías son el eco – en 6 x 8 - del alto al fuego del amor.-

Las Guaranías tienen un destino incierto. Como todos.

Los cabellos de los ángeles que nos han visitado, se han transformado en cuerdas de las guitarras imaginarias de los compositores que con analogías propias han cantado guaranías. Sus latidos nos acompañan marcando un ritmo.-

Todos hoy, vivimos para un ángel, que secretamente compone nuestra guarania.-

El galope:

El galope del arriero, sobre un corcel bendito, es la ventana para ir al fin del crepúsculo, donde ya no hay guerras, donde todos duermen bajo sombras de quebrachos frescos.-

“Dadas estas especificaciones, quería empezar a darme cuenta que el Chaco es como mi mejor lugar”.- Escribía sentado en un pedazo de atardecer.-

I

… Tuve un encuentro en esos días:

- "Lo miró desde lejos, y el conmigo no tiene compasión" (refiriéndose al chaco supongo)

- "Es una moneda con las mismas caras" – respondí, (queriendo sumar alguna idea)

Era de pocas palabras, y todas eran dignas de ser estampadas.-


Cuando pude tener una conversación seria con él, el ya no estuvo.- Se había desvanecido, casi sentí su interés por las nuevas novedades, pero, no, no se animó a preguntar nada más.-

II

Luego de mucho tiempo de ese encuentro conocí otro ángel.

- "Ando dando vueltas, y hago un esfuerzo por comprender cuestiones: mientras el mundo inventa secretos, se aman amantes, se inventan versiones actualizadas de religiones y eso no es todo lo que pude ver..." Dijo mientras podíamos disfrutar de ese aroma particular del suelo, producto de la lluvia contra la tierra seca.-

- Conocí al nuevo ángel, que de verdad lo conocía desde hacía 29 años y hay una gran diferencia entre el “conocer” que escribo y la acepción popular de esta palabra.-

- "Había visto el infinito" murumuro antes de marcharse. Yo quedé inmóvil pensando, mojado en la espesura de esos instantes de lluvia, donde casi sin haberme percatado había entendido a Lorca cuando escribió "verde que te quiero verde". Eso, no fue poca cosa.-

El mundo, indudablemente se merece un Oscar. No un Nobel, un Oscar, aclaro por las dudas.-


III

A veces empezamos a entender que el paso del tiempo nos trae indefectiblemente flaquezas en el alma. El camino, si bien enseña, también golpea, sacude, a veces nos ayuda a sucumbir y entender por qué lo hicimos.-.

IV

En el Chaco, aquella tarde, desmerité al amor y tan rápido, como mi arrepentimiento, me volvió a cautivar mientras seguí lloviendo.-

Mi futuro era simplemente eso.-

El chaco ayuda a los perdidos como yo a que matar/vivir/dormir/morir/comer/correr/no correr/ y a todo lo que en parte es parte de un ritual sagrado, e inevitable. Debo incluir al amor/amar/desamor - esto es un ciclo lógico, como: nacer/vivir/morir, y todo vuelve a empezar infinitamente.-

El ángel, esa tarde, mientras empezaba la llovizna, me contagió con su verdad:

El Chaco es agreste. Así es el amor; la vida.-

V

Olvidarme de ese encuentro no lo he podido lograr, en realidad ni lo intente.-

¿Qué pensarán Uds. de un tipo que cómo yo se ha guiado de un encuentro con alguien que ha dejado de vivir mucho, mucho antes que yo inclusive?

Ahora se bien que no hay olvido estrictamente hablando.-

VI

He dejado atardeceres en “stand by” sólo con la intención de comprender si sigo vivo. He caminado kilómetros siguiendo sólo mi instinto y otras tantas veces me sentado a escribir. En éstas ocasiones uno tiene un plan o una idea de que será lo que plasmará finalmente en un papel o bien en su computadora personal, otras, uno sólo se “sienta a escribir lo que sin órden se va escribiendo”.- He sido fanático de ambos opuestos – los de tener una idea, como los de simplemente ver "que sale", con la sola intención de comprender si sigo vivo.

Hay antídoto diversos a esta sensación: una idea, un viaje, mujeres y canciones; Sólo para saber si uno sigue vivo.-

Saber que uno está vivo, no es poca cosa. Para nada.-

Imagínese que el hombre ha creado cines, aviones, drogas, aires acondicionados, casettes! Y cosas que ni podemos explicar.

En fin.-

Han existido momentos en que sólo queremos estar vivo, no ser más lo que no debemos ser; ejemplo: Del Chaco, ser un Quebracho, un venado, un suspiro perdido en un cañadón solitario.-


Recuerdo una sóla preguanta, más nada de aquél encuentro, ni de alguna otra conversación aquella tarde; tampoco puede comprobar sin duda sustentable, la realidad y verosimilitud de aquel atardecer lluvioso.-

Volví varias veces al mismo lugar, y ni rastros de aquel ángel, y he tenido varios retractores, tanto personales como casi tan fantásticos como mi encuentro:

Los mosquitos – el calor – el frió – la sequía – la inundación – la lejanía – la falta de señal para los teléfonos celulares – las víboras – las arañas – la ausencia de infraestructura: de luz eléctrica, verduras frescas, hielo, impresora, agua corriente, masajes ni masajistas - etc.


¿Sólo para saber si estoy vivo; qué hago?,

Fue mi última pregunta antes que desaparezca el ángel.-

- Miró a su alrededor, contempló lo crudo del Chaco mientras el Sol empezaba a esconderse, extendió sus manos como tocando el cielo, una leve expresión de felicidad se escapa de rostro, las gotas de la lluvia rozaban mi cuerpo, cerró los ojos y no lo ví nunca más.-



José C.-

la terrible necesidad de la urgencia de un desenlace

La terrible necesidad de la urgencia de un desenlace.-

I

(Shh) me dijo mi abuela suavemente.

Había muchas incógnitas en esa caja amarilla. Pero una sóla verdad.-

Mis dedos quedaron congelados apuntándola.-

Papá ¿Dónde te vas? – preguntaba mi hermana desde la entrada del jardín. Mi padre sin responder prendía unos “Marlboros” de la época.-

Mi padre, hoy, no fuma.-


II

El silencio se apoderaba. Todas las tensiones (si existen clasificadas – y si lógicamente hay más de una sola) estaba/n en esa habitación. Todos padecíamos del terror, de la incertidumbre. Bach, con esa imagen, hoy escribiría mucho Rock and ` Roll.-

Mi dedo permanecía apuntándola. Mis ojos casi más que asustados, miraban el espacio donde habría estado mi padre. Giré muy lentamente y casi sentí el sudor del vaso de Whisky que tenía mi abuelo aferrado a su mano izquierda.

Mi abuelo hoy sigue tomando.-

Eran las cinco de la tarde (aunque este dato no lo puedo precisar).
El silencio era rey de los silencios. Creo que había dejado de respirar pero ni mis pulmones se percataron.- Me volví a mirar – sin entender – ya que no tuve respuestas.

Ese momento lo tengo en blanco y negro.-

III

Víctor, mi tío, harían ya como tres minutos que no estaba. Se levantó maldiciendo a todos los vientos, sus gritos los escuché inclusive mientras se iban alejando sus pasos rápidos hacía el jardín… fueron ellos, los pasos rápidos, los que en realidad me sorprendieron.-

Mis primos eran muy chicos, pero dos de ellos empezaron a llorar. Uno creo que por el susto de los gritos, el otro por que simplemente vio a este llorar.- Mi hermana, no se había inmutado del problema, María José, mi prima, había salido a dar unas vueltas en bicicleta.-

En asunción, existía una meridiana exactitud de lo que hacía la gente, de quién anda con quién, quién tenía pileta, quién decía que tenía y no la tenía, quienes eran quienes, y quienes no eran dignos de serlo.-

En ese momento no tenía fanatismos, era casi un imponderado por las desdichas. No habría conocido más que una sola realidad. Un solo país.-

Mis vestimentas eran crueles, mi felicidad era tan sencilla.-

Mis padres tenían un solo auto, y yo, tenía varios.- Todo mi patrimonio no sirvió para nada o por lo menos, para ser tratado con respeto ese día, aquel instante.

Había que ser más bravo - creo que pensé - pero si reaccionaba de alguna manera que no sea con silencio hubiera podido no estar escribiendo estas líneas.-

La caja pequeña amarilla además tenía una extraña forma casi ovoide, con toques de un modernismo “Kish”.-

Sentí la terrible necesidad de la urgencia de un desenlace. Esa necesidad es viciosa por el resto de la vida, padecerla se demuestra en días como ese. Nunca supe si fue la primera vez, pero si que se me manifestó el síntoma más fuerte de que padecía la terrible necesidad de la urgencia de un desenlace.-

En ese momento literalmente se pudo haber escuchado a una mosca.-

No pude parpadear, no pude, tampoco pude sentir otra sensación similar en mucho tiempo. Podría haber hecho frío o calor, que sensorialmente no lo recuerdo. Tampoco recuerdo quienes estaban sentados a mi derecha. Sólo algunos detalles del lugar, como la silla de mimbre de la cual me había levantado, el banco alto donde mi padre había estado sentado. El color de la pared de ese cuarto, el foco prendido y un trapo verde sobre una meza.- La caja amarilla mirándonos y nosotros fijamente a ella.-

IV

Mi primer recuerdo fiel de mi vida, es cuando el “Gato” Fernández le atajó un penal al goleador mejicano Hugo Sánchez.-
Era el mundial de fútbol de Méjico `86. Paraguay tenía chances de pasar el grupo, tenía goleadores, mediocampistas como “Romerito” y por supuesto un arquerazo.- No tengo otros recuerdos del “Gato”, sólo se que atajó aquel penal dramático en el 86. Se que fue muy bueno en su vida deportiva, que lastimosamente es hincha Cerro, y que esa vez fue un ídolo. Ese recuerdo es el primer recuerdo fiel, detallado que tengo.- No fue fácil saber cual era, pero si bien tengo imágenes más antiguas, algún olor quizás, alguna escena de antes del 86, ese momento, el del penal, es para mí el más fidedigno.-

V

La vida en gran medida es un penal.-

Al mirarlo desde lejos decís que es fácil. Si vas a tirar un consejo, tanto al que patea o al que lo intenta desviar, crees que el tuyo es el certero. Y si pasa lo que aconsejaste, sin modestias haces saber tu acierto. Así también es la vida.-

Si ponemos a indagar sobre consejos, de cómo debemos hacer algo, cómo reaccionar ante tal o cual suceso, como cocinar un asado, como terminar una relación, como comenzarla, si conviene o no, si es bueno comer carbohidratos a la noche, y todas esas preguntas circunstanciales y circundantes, todos somos hábiles penaleros: “Hay que patear cruzado y fuerte”. Otro dirá – “no la cruces que conviene fuerte al medio”- Los más sabios te dicen consejos mucho más pícaros y algunos extra vagantes –
“Esperá que se tiré el arquero y cambiale el palo”.- Sin embargo el que se anima a patear es sólo uno.-

En la vida hay sólo dos tipos de pateadores: Los que se animan – que mucha veces son los locos- y los que no se animan (éstos están por todos lados). Imagínese: de cada 11, sólo 1 se anima.- Este, si bien es cierto carga con una terrible responsabilidad: Patearlo.
Por lo general tiene algún antecedente: Su liderazgo o bien su entereza o todo lo contrario que lo llevó a ser el elegido. A veces ese mismo, por esas mismas características es el que va y pide la pelota, el que se anima a patear “su” penal.-
Para mí, si lo convierte o no, es anécdota, lo ideal es claro, pero esa adrenalina de ser el que se anima, sólo lo compararía con: Patear esa propia adrenalina.-

Hay una sub. raza emergente, que todavía no la calificamos bien: Son los que atajan los penales. Por lo general no son reconocidos fácilmente, ya que es un habilidad que la podes no tener y esta “todo bien”, pero sin saber que la tenes, podes estar perdiéndotela.-

Los arqueros “ataja penales” son el alma de los que se animan.-

VI

La caja amarilla me aterró esa tarde. En ella estaba la verdad. Y a veces la verdad es inconteniblemente devoradora.-

VII

Llegué a pensar que no podría tener con certeza un recuerdo crudo, fiel, como para archivarlo como “mi primer recuerdo”. Recuerdo el día que me regalaron un libro. No sabía leer, pero recuerdo el libro de dibujos y cosas para pintarlas. Creo que no lo usé, ya que nunca fui bueno con los dibujos y afines artísticas de la ilustración, pero en – ese - recuerdo sólo esta ese hecho y es muy insignificante recordar un libro que no lo usaste. Sin embargo, el penal atajado por el gato fue brutal.-

Me gusta esa tranquilidad que derrepente se vuelve locura. Ir y venir, a veces es lo mismo. Esa tranquilidad la tuvo ese penal.- Fuerte, cruzado a la derecha del arquero. El “Gato”, flaco, alto, espigado y con bigotes a lo “Freddy Mercury” salta, y da un zarpazo.- El Gato, un ídolo.-

Cuentan amigos míos que en el cumpleaños infantil de otro amigo, se sorteaba un premio, corría el año 1988. El premio consistía, en patearle un penal al “Gato”. Eso para mí es demagogia pura.- Cuentan además que el penal no fue atajado.

Hermosa es la manera que un recuerdo a uno lo puede transportar.- Uno puede casi saber el gusto de las moras, percibir olores de campos salvajes, párpados cercanos y bocas infractoras.- Todo está en los recuerdos, también está la tristeza, pero cómo que más guardada.-

Hugo Sánchez era un ídolo, tenía “la número 9” en su espalda y nada menos jugaba en Real Madrid.- Ese mundial fue increíble. Paraguay volvía de años de no estar en esas competencias. El pueblo, que no tenía muchas otras cosas que hacer, estaba absolutamente expectante.-

Recuerdo también vagamente álbumes de figuritas con las fotos de los jugadores de las distintas selecciones.- Hechos como ese, hicieron que mi recuerdo del penal sea tan sustancioso.-

En cualquier lugar, estaba “Piqué” aquella mascota del mundial. Yo lo tenía en una toalla.-

VII

De la caja amarilla también recuerdo muchas otras cosas.-

Recuerdo que de la caja amarilla saldría a relucir la tristeza o la felicidad. De la caja amarilla a veces, y sobre todo esa tarde, todos dependíamos.-

De la caja amarilla se expandían cuernos metálicos brillantes. Tenía un cuerpo extraño y si hubiera tenido alma, sería un alma altamente vanidosa. Esa alma sería luego la vanidad.-

En la caja amarilla salían fotogramas sin color, tan rápidos que la llamaban señal de televisión.

En la caja, ahí dentro estaba la imagen de Hugo Sánchez, aquel temible goleador.-

De la caja amarilla esa tarde fuimos prisioneros: Una nación del sur, y yo, un imberbe niño que quería saber quién era el “Gato Fernández”.-

La caja amarilla me lo develaría, o, intuitivo como siempre fui, recuerdo que pregunté:

- ¿Papá, quién es el gato Fernández? (El primer síntoma de “La terrible necesidad de la urgencia de un desenlace”) es hacer preguntas como esa.-

- Mi padre raudamente se levantó del banco donde se encontraba sentado ofuscado por la situación que el referí de ese encuentro había sostenido que era digna de marcar la pena máxima. Víctor mi tío salió insultando al aire, palabras irrepetibles y corrió hacia la calle con rabia.- Paraguay podía quedar eliminado.-

Cuando quise insistir, sobre la no respuesta a mi pregunta, mi abuela, tan tierna como las abuelas, me dijo con esa sabiduría de las abuelitas de antes:

(Shh)…

Me dí cuenta que estaba metiendo la pata, mientras mi dedo índice, manchado con dulce de leche, apuntaba la caja amarilla, o bien, a las imágenes que de ella se movían.-

Miré y vi los rostros a mi izquierda, el espacio de ausencia de mi padre y mi curiosidad fue contestada con un silencio pulcro.

Mi tía Victoria se comía las uñas.

Escuché un silbato, y sólo tengo un recuerdo después: La palabra alegría la conocí ese día.-

¿Quien era el Gato Fernández?


Lo supe, pero un buen rato después.-



José C.

alma

Un oasis inexistente en mi cuerpo, así es mi alma
casi un suvenir… de lamentos de la idiosincrasia de un amor carnal, de la supuesta valentía de la cobardía, que olvida de zamba en zamba el camino.

Olvidarte,
Espejismo efímero de mí mismo, el corazón en una polaroid herida, instantánea de todo lo que siempre pensamos en la ausencia.-
Hamaca y frutos vacíos…surco del pasado arañado a mi espalda, bandoneón de caricias que alumbran la obscuridad de mis ojos cerrados.

Los tuyos felices. Siempre serán tus ojos.-

La mitad – la otra mitad – no es una variable.
Donde vea que pueda ver… mis ojos seguirán obscuros.

Y mi instinto distinto por primera vez. Mi alma ya no es un deseo invisible.-

Mi alma de suvenir.-