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lunes, 2 de febrero de 2009

asunción idílica

La noche se habrá creado así misma. Dios creó a los hombres.

La noche los hizo noche (y parte irreductible del orbe)

¿Cuantas rostros recorren la noche sin asumir que son parte de ella?. Conductores de las penas -de las almas en pena-. futuros sin nada suyo y presentes sin nada tuyo. Al fin, todo, dicen, pasa por que tenía que pasar.-

Un participante tácito de varios juegos del tiempo, miembro de la noche y del séquito de la muerte de los recuerdos, parte de los miles de finales del final (No hay final abierto), la muerte es un pasaje a la muerte -todavía no hay mayor razón- Ni la hubo. Ni en la noche.-

En particular:

-en Asunción-

Todavía sin saber el nivel del indio domesticado, o; nómada y errante que tenemos. Para muchos, somos la mentira más salvaje del mundo.
Pobre del indio, nada peor que la culpa pagana y esotérica, de la confusión aberrante de los principios del inicio o de lo tan no llamativo que es parte de todos nosotros y que siempre quedará escondido...

En la cuidad de Hadas y del dolor de las cenizas de Flores:

“Un paraíso silvestre, en el recodo de un río no tan frenético y adornado de sauces, arena, peces hermosos que en lo submarino practicaban la danza de las fecundación, abriles, setiembres etc.”

Sólo quedaron los hombres, ya que siguieron siendo, con algunos cambios, los mismos de todas las épocas. Un poco las razas, se fueron violentando, quizás el idioma, las costumbres, las vestimentas y otras banalidades. La esencia es la misma. El río, quedó inmutable – contra el axioma de Zenón y Parménides –. Sigue el mismo recorrido, su esencia ya no es la misma. Ni tampoco los peces, ni las copulaciones.

Ellos, lo que sobreviven a los que crean falsas premisas. Catarsis sobre Asunción. Asunción ya no es pura. Aunque tengo tantas dudas al respecto.

De la rivera, dando la espalda al río, inexorablemente, una bahía, unas construcciones, algunas perduran hasta hoy, luego los barrios, las calles, las casas, villas, y la miseria. España, la avenida, no el país, tiene algunas cuadras hermosas, pintorescas, se entienden con la misma vida. Algunas cuadras son hermosas, y otras no simplemete. Aveces son horribles. También habrán cuadras invisibles. En esas cuadras transitan, amantes incondicionales de otros amantes que fingen no serlo.

Asunción.

No hay muchos abrigos, algunas personas. Muchas almas que van acomodándose a la puesta del Sol. Buscan una nueva creación en la noche.-

Asunción y esas almas que no ascienden. Son veneradas entre ellas mismas, cada una va creando recuerdos de otras y otras. Todas son todo, y ninguna acepta su realidad que es la nada. Todas esperan su noche.-

de tus ojos...

De tus ojos mil palabras sin sonidos
Juegan tus pies descalzos y naturales se mueven en formas silenciosas.
De la poesía que ondula, de tus cabellos y de tu boca que en un mar de presagios enmudecen ansias. Y la calma de los cantos fugases, son aromas de esperanzas, tu alma es casi igual a la mía, tu música mística.

De tus labios vi nacer matices, de tus labios vi comenzar un amanecer sin que nadie lo advierta…

La secuencia de tus manos sigue ondulando al mundo, en el nombre de tu vientre habrán jurado amor, y de la cadencia de tus pasos hasta curioso se vuelve el cielo, lo llena de celo…creo que seguiré flotando detrás, cayendo hasta creer que caigo a tus brazos, algún momento, en algún momento.

Se te han mojado los labios, los míos también están húmedos
Sedosos los tuyos, tiemblan los míos


De tus ojos mil palabras sin sonidos.

Se han ido los vacíos.
Han desaparecido.

Lunes

Un nuevo lunes.-

I

Cuantas preguntas tenemos, - tiene el hombre – para consigo mismo. El hombre, como humanidad digo. Yo tengo para todos Uds. una sola: ¿Sabe UD, para que realmente es bueno?

Lógicamente, partiendo de esta pregunta, surgen mil quinientas interrogantes más. Me explico: Cuantas personas en el mundo saben, o descubren lo que realmente les gusta, y lo hacen sin pensar también en una gratificación, ya que si uno hace lo que le gusta, no hay gratificación mejor. Están, dentro de esta clasificación – a quienes con toda envidia – envidio, valga la redundancia: Aquellos que saben que son buenos, lo hacen, y a su vez, tienen todo tipo de gratificaciones (económicas, sociales o no) realmente, gratificaciones que nuevamente hacen a ellos, ser ellos.-

Yo no se si soy yo.

II

He analizado mi primer día de mi nuevo trabajo, siendo las 9:30 horas:

Escritorio, computadora, varios documentos que no se para que están sobre el escritorio. Varias personas que hacen lo que creen que hacen bien y después estoy yo.

He empezado este nuevo trabajo, que gracias a un amigo he podido tener la “suerte” de conseguirlo. Si bien, soy Abogado, para mí dejé de serlo en el segundo año de esta carrera.-

“Es lindo el ideal” pienso mientras miró fijamente que la primera demanda de mi nuevo trabajo se titula: “Ejecución hipotecaria c/ panadería Don Manolo”. Al abrir mis recuerdos por sólo la carátula de la demanda, me vienen tiras de “Mafalda” para mí, el mejor libro escrito sobre la faz de la tierra. Al hojear, y escuchar seria y fijamente las directrices, del Doctor Vera, mi nuevo jefe, leo, que la ejecución de la hipoteca ya esta para el remate respectivo de la panadería.-

- “Mira, estos juicios por ejemplo ya sólo necesitan ser ejecutados, ahí, también cobrarías una comisión dentro de las costas, lógicamente, todo eso lo sacamos del producto del remate, así que movete para que sea alto el precio y rápida la adjudicación”
- Si? – contesto,
- No se preocupe doctor – agrego a mi estúpida expresión dubitativa.-

A los quince minutos de leer el expediente, veo que la familia “Sosa” propietaria de la panadería habría hipotecado el bien respectivo para hacer frente según las expresiones de nuestros abogados “inversiones y refacciones”. Que en verdad sirvieron para cubrir los daños producidos por un accidente que sufriese su hija, que lógicamente no tenía seguro social, ni dinero suficiente para cubrir los gastos.-

Sería estúpido ser uno más de los que culpa al sistema, “que el sistema esto, que el sistema lo otro”.
El doctor Vera quizás sólo hace su trabajo y no es responsable de lo que haya pasado, aunque eso, o, ese pensamiento, es también estúpido.-

Miró a mí alrededor, paredes, teléfonos, faxes, escritorios, y siete esclavos, que como yo nos despertamos a intentar ganar las subsistencias por errores de otros.-

III

Me despierto, por que a las 6:15 suena el despertador. (es casi un puñal a los sueños)

Creo que para muchos que como yo piensan que soñar es uno de los milagros más interesantes, despertarse con un alarido es un crimen.- Tengo que calentar la leche, darme una ducha, salir de la ducha, vestirme acorde a las circunstancias, volver a ver la leche, despertar a Pablo, que con sus tres años, es más inocente que yo, y yo mucho más criminal por tener que despertarlo.-
Natalia se despierta al lado mío, ya no me dice buenos días, si no después de yo, entra al baño, saca algunos maquillajes y pinta su rostro con colores cálidos.-

Mientras tomo un café, puedo alcanzar a mirarla. “Y pensar que pudo ser hermosa” digo dentro mío. Sin embargo, en algún punto de su vida se encontró con esta vida.-

Subimos al auto, el viento sopla muy fuerte abajo del departamento donde vivimos. Dos dormitorios, un baño, una cocina y comedor, sin cochera, ahí es donde duermo, dormimos, espero que ella también sueñe.-

Mi auto, es la única cosa material que en este mundo me dio una satisfacción. BMW, año 78, para muchos es un auto viejo, para mí, un clásico, y que como me lo compré yo, lo busqué yo y sobre todo, cuando lo encendí, una tarde en un invierno crudo, me dije a mi mismo “Esto es lo que estas buscando”

El auto no desempaña el vidrio en invierno, no tiene levanta vidrios eléctricos y como es coupé es sólo para dos personas cómodas. Natalia, odia el auto y hace hasta lo imposible para que de alguna forma lo cambiemos. Ella no sabe lo mal que me hace y quizás yo no sé el mal que a ella le hago.-

Ha llegado a pegar -en el auto- Avisos de venta de vehículos acordes a nuestros ingresos.-

Yo he limitado en los dos últimos años a sólo escuchar y repetir:

-“Hoy es un gasto innecesario”

Con lo que se da terminada la conversación matinal.

A las 7:05 dejamos a Pablo en una guardería del barrio y emprendo un largo camino, luchando con el tráfico para llegar a tiempo a que ambos, en nuestros respectivos trabajos podamos marcar la tarjeta antes de las 7:30.-

IV

Hay días que cómo hoy, - primer día laboral- pienso para que soy realmente bueno.

¿Qué me hará feliz?, y si fui feliz realmente.-

Recuerdo a mi madre, y ese recuerdo me trae felicidad.

Y eso que ya hace años que no la tengo, años que hasta su recuerdo ya son recuerdos de otros recuerdos. Vuelvo a mirar la carátula del juicio de ejecución hipotecaria y me doy cuenta que en realidad me aflige el sistema. Y no lo culpo a él, me culpo ahora a mí.-

No creo ni en el comunismo, ni socialismo, ni en la derecha, izquierda, etc. No creo que para que exista un bienestar, ese deba ser rotulado. Es más, la política en estos lugares es una máquina perfecta para generar diferencias entre los que tienen dinero, lo que intentan por medios políticos de conseguirlo, y el resto, que como los de la panadería, lo pierden todo.-

En realidad se esta comprobado que el mundo es triste y desde hace siglos. A veces esa esperanza de un mundo mejor que nos mantiene vivos, también es una forma de tortura sistemática.-

V

Creo que de chico fui muy feliz. Quería ser futbolista, era lo que mejor sabía hacer y me divertía. Estaba casi siempre ocupado en una diversión, que por más competitiva que sea, era un juego, donde uno se ensucia, suda, se cansa y hasta se lastima, pero lo hace con una sonrisa en el alma.-

Mi madre era profesora de piano, si bien, no recuerdo mucho, se que su música era un punto importante en mi felicidad.-

Cuando mi padre tuvo que “rehacer” su vida, vendimos el piano por gastos necesarios.- Hay días, como hoy, que me encantaría poder ir, sentarme en el piano y con los ojos cerrados intentar remedar esas melodías.-

No lo culpo a mi padre, el creo que busca, como todos su felicidad, y es más, espero que la encuentre.-

Recuerdo también sus palabras, siempre las recuerdo, por más que no hablemos por años y nuestros encuentros sean casi estériles. Se que está ahí, en algún recuerdo que vuelve cada tanto.-


VI

Existe una pequeña diferencia entre ser bueno, realmente, y hacer lo que uno quiere y bien. Hoy sólo me interesa saber, cual es mi lugar en la cancha de la vida, quizás la vida sea un partido, y nadie se da cuenta que en realidad es un juego. En el fútbol jugaba tirado por las bandas, y aprovechaba mi velocidad. A medida que dejaba la velocidad y crecía un poco mi panza, pensé que cocinar sería una gran profesión, me encantaba, era algo tan apasionante, que, cuando se vuelve una obligación nocturna, y se tenga que cocinar con “lo que hay”, si pierde un poco el sabor. Es distinto tener la oportunidad de crear una receta de pastas con la salsa que a uno más le guste, hacer un asado de cordero con un buen condimento, que tener que hervir panchos con arroz y adobarlas con Ketchup.-

Tampoco soy consumista, uso celular, compro las camisas y pantalones correctos para mi trabajo y todas las noches intento lustrar mis zapatos.- Pagamos el cable, pero es un problema la decisión de los canales, por lo que ambos preferimos dejar el canal para niños y a Pablo disfrutar de las 21 pulgadas del televisor. No se si hacemos bien, pero bueno.-

VII

Siendo las 12:49, suena el interno del lado derecho de mi nuevo escritorio:

- y después???, ya te gusta…?
- Que tal Fernando, si esta bueno, o sea, si, creo que esta bien
- Ja ja… (se ríe) te va a gustar… aparte vas a ganar un poco más que la miseria que te pagaban por redactar tarjetas!
- Y si.. tenes razón
- ¿Ya le viste a Susana, la secretaria del Dr. Vera.. ?
- No, cual es.. aca esta … ¿María? Puede ser…
- Si María trabaja en tu piso, pero la secretaria esta buenísima, no la viste todavía nomás, te vas a volver loco, una rubia, que esta para darle!
- Vos no te vas a curar.
- Claro que no boludo! Para que!
- Y si.. la verdad que para que
- Ya me casé, y me dí cuenta que soy más feliz de este lado
- Que buen consejo me das
- Bueno, te dejo, a la una nos vemos en “El Tauro” es en la esquina, sobre la calle Méjico, ahí también comen unas divinas!
- Ok, nos vemos.

Hay muchas conversaciones obsoletas con personas que sin darse cuenta llevan lo obsoleto a un punto digno. Fernando es uno de ellos, pero es mi amigo. Creo que el sabe que pertenece a ese grupo, y a los devotos de las secretarias de los abogados, a las cajeras de las financieras, a las pasantes de los juzgados jurisdiccionales, a él, eso le vuelve loco, y a mi por lo menos sus historias me hacen pasar un rato cómico, absurdo, y eso, es también bueno.-

VIII

Todos los jueves, al despertar, preparo un bolsón y con todo un equipo de fútbol.-

Natalia sabe que los jueves jugamos con un grupo de amigos. Lo que no sabe que no siempre voy. Hay días que invento lo del partido para simplemente ir a cualquier bar, tomar una o dos cervezas y ver a la gente, o simplemente poder caminar dos horas por cualquier lugar.-

Al volver -como tengo que lavar mi ropa- lo hago en absoluta discreción ya que tampoco quiero que dude de mi palabra. No soy tan cruel. No se merece eso ella.-

Los sábados, desde muy temprano la tengo que llevar a lo de su madre, la dejo, saludo a mi suegra desde el auto, mientras bajo las cosas de Pablo, para ella yo soy un tipo muy serio, bueno y sincero, no se que tipo de persona soy para mi suegra.-

Voy, compro un libro y ese mismo día o al día siguiente lo termino.- Cuando lo estoy leyendo creo que quiero ser escritor.

Me imagino con barba de unos días, en un bar de una cuidad que no sea esta, y con varios libros vendidos.- Mi bebida prefería sería algo como el “fernet” y comería como Borges, papas hervidas con aceite de oliva.-

Después, yo mismo destruyo mi pensamiento y mi intención de escribir, por que cuando intento hacerlo soy peor que aquella escena “ Il Postino” cuando el protagonista “Mario Ruopolo” intenta escribir una poesía inspirándose de la luna y terminan dibujando un círculo.- Sería interesante poder hacerlo, sólo que al final, no se si me interesaría que después de muerto 1500 o 150.000 chicos de algunas ciudades escriban mi nombre en graffitis y mis citas en sus cartas de amor. No se si me interesa trascender, aparte, estaría bueno disfrutarlo mientras viva, y sea por lo menos más o menos joven, pero esta última parte de mi pensamiento sobre ser escritor, es un poco egoísta y hasta egocentrista: “yo.. fulano, el escritor cool”. Aparte, no se si podría ser famoso, por que no tolero, la muchedumbre, menos aún si en ella no soy un simple transeúnte.-

Los Sábados, cocino lo que yo quiero, mientras escucho de fondo alguno de los pocos discos que me quedan, aveces me invitan a cenar con mi esposa y su familia, y otras salgo a tomar un café con Fernando y algún otro amigo.- Los domingos, disfruto de la televisión, de mi soledad y hasta me animaría decir esos días, parafraseando a Amado Nervo, “vida, estamos en paz”.-

Sólo que, los lunes, a esa frase me gustaría tirarla del puente más alto del mundo a río con aguas más frías.-

Vuelvo a preguntarme, ¿soy bueno, seré bueno? Todos los lunes son un martirio. Una rutina nueva indeseada para muchos.-

Los lunes son la parte irreducible de esta controversia.-

de limones y risas fuertes...

De limones y risas fuertes…

Sin tu sonido mi vida no era vida, y no lo sabía,
Por lo que todo lo que viví fue en parte mentira
No viví, sin embargo morí muchas veces.-

Ahora, tu sonido: un solo de alegría sin instrumentos, más que tu voz que no la escucho siempre… solo el eco de tu risa en infinitas repeticiones…

Bailo a la luz de la luna, con tu figura que sólo existe en el recuerdo de la primera vez que dije tu nombre, tu nombre, que lo nombro en silencio, es la calma de mi noche…

Baja del fondo de la oscuridad una luz, como un mensaje, como una llamada a lo imposible… no se si SOS vos...

Escucho las gotas de la lluvia de verano, enero, mes de mil cambios dorados… y de la lluvia nace algo nuevo…

Veo el final del destino del río y sus caudales, que van creciendo…
No se si estás ahí vos,
Pero si que siempre te estuve buscando…
Luí

Datos preliminares:

La historia que me toca contar, todavía no ha terminado, al menos, eso creo.
Muchas cosas que terminaron sin una razón válida, hacen que uno tenga miedo a sentenciar, efusivamente algo. Esperemos que esta dure, o perdure, Uds. me entenderán.-

Nació en alguna década del siglo veinte, el año, es sin lugar a dudas un misterio (muchísimas conjeturas existen sobre el punto).

Luí es un típico personaje asunceno. Bien asunceno. De esos que se maneja de rumores – como verdades – de los que te dice: “Mañana te traigo lo que me pediste”, que eso, en Asunción significa: nunca. Es de esos que tiene alguna historia misteriosa de sus antepasados, de los que no puede dejar de ser chismoso y de los que tiene el “ñembotavy” incrustado en el alma. Pero cuando un tipo como Luí, quiere algo, no existe mañana. En resumen, era un buen tipo asunceno.-

Varias suposiciones se manejan acerca de su estado civil, sus antepasados, y sus descendencias, ya que tuvo, según nuestros informantes -los que conocieron y conocen a este personaje- más de un hijo.-

Recuerdan otros, que lo vieron crecer en las cercanías del antiguo “Estadio de los Comuneros”. Que fue admirador e hincha de los duelos de baloncesto de los tímidos comienzos de los sesentas, que su primera ilusión era la de vestir aquellas “camisillas” y poder, como sus ídolos, ser basketbolista.-

Su madre no presagiaba ese futuro:

- “Eiké py, Luí, cabezudo que anda, moò pio re` ime ya otra vez! “– Repetía frases y epítetos parecidos todas esas noches, mientras Luí, continuamente llegaba tarde para ir al “catre”, que lo esperaba para inspirar a sus sueños.-

Luí, pequeño y diminuto como era, era esquivo hasta del objeto más punzante con que la madre intentaba “corregir” (y eso que las madres tiene una fina y extraña puntería con esos tipos de objetos, sólo y sólo si: El blanco es su hijo)

“Mamá” Como la llamaba el, era viuda de ex combatiente chaqueño, que volvió de la guerra habiendo incluso sido prisionero en la Bolivia de los treinta. Oriunda de Paraguari, específicamente de una zona denominada “Mbocayaty”. Era una de las miles de niñas que de muy jóvenes debían trabajar.- Luego de unos años de la guerra, emigró a la cuidad.

Asunción, “madre de ciudades”, como también se la conoce, fue el primer golpe y el más duro de su vida. Al llegar nada más, luego de un viaje en tren, de su Paraguari apacible, conoció la cuidad, nada bondadosa con los que en esos años venían a poblarla. No había muchas oportunidades precisamente, para una campesina, de 16 años que sólo sabía cocinar, arar la tierra y vender frutas y verduras en una estación de tren. No tuvo otra. Vendió frutas y verduras en la única estación de tren. Conoció el centro – centro, de la cuidad, vendía en la estación de trenes, y caminaba también hasta el comienzo del puerto de la cuidad. Desde muy temprano, hasta bien entrada la noche. Pudo asentarse en una precaria construcción. Ahí conoció al futuro padre de Luí. Tomás, ya avanzado de años, era uno de los marineros de uno de los barcos fleteros que hacía Asunción – Pilar – Rosario – Buenos Aires. Para ella, el era un hombre que conocía el mundo.-

Luí no lo conoció a él.-

Con los años, Luí, fue creciendo, triste, pero con esa pícara astucia del niño criado entre una estación de tren y un puerto, en una capital americana. Asumió rápidamente que su metro cincuenta y seis, en el basketball no haría mella. Se fanatizó por el fútbol, alguna excusa tenía que tener para poder justificar sus tardes los fines de semana y su desbordada pasión por los deportes, y eso que nunca práctico ninguno.

Eran otras épocas, otras profesiones y pasatiempos. Habían afiladores de cuchillos, zapateros en cada barrio, pocos automóviles, y la diversión de los niños era sencilla, bastaba una “pandorga” o un conjunto de trapos para armar una pelota.-

Luí, sin embargo, de lunes a viernes, afanosamente trabajaba, vendía verduras, remedios yuyos, poharoysa, frutas y huevos de gallina. Logró, sistemáticamente calcular los puntos de venta, (ya que él, frecuentaba con su madre, como su único y fiel ayudante, mientras ella, aprovechaba y enseñaba el negocio) que fuesen más provechosos para las ventas. Solo había descubierto un problema. La competencia era muy buena y ellos no tenían medio de transporte acorde a los recorridos ni proveedores que den innovaciones para ofrecer. Un día se le ocurrió una idea: Había que cambiar de producto.

Esos años, de vendedor de verduras y otros, observando, el entendió a la gente, y supo que hacer, para ganarse la vida.

- “Observando uno aprende” decía Luí, que decía su padre.

Luí, no fue a la escuela, sólo un año intentó ir. No era para él. Todas las mañanas vendía chipá, preparada por la madre, distribuída por la tía Juana. Ella también había nacido en Paraguari, sólo que ella tenía, una cantidad de hijos de diferentes padres.

El chipá, - Que fue la idea del niño Luí, ya que el intuía, que su madre tenía un don con ese tipo de preparado- salía de dos hornos Tatakua, en el pequeño jardín de su precaria casa, en las cercanías del Río Paraguay. En esa época era un arisco y salvaje pero hermoso lugar, comúnmente conocido como la Bahía de Asunción. De ahí, en tanto y cuanto el tiempo transcurría, Luí, como vendedor de su propia idea, recorrió las calles céntricas vendiendo ese “tembiú tradicional”. Observaba y estudiaba los comportamientos de los “Banqueros”, los “Doctores” los “Profesores” los “ingenieros”, “Generales” y “Presidentes”. En esos años, todos tenían en Asunción, un título. El disfrutaba de su trabajo, de recorrer, de conocer.

Luí, crecía, Asunción también, sólo que de espaldas. Sus vivencias y observaciones hicieron que se convirtiera en un hábil vendedor, astuto al punto de conocer con sólo una mirada un potencial cliente, con una intuición terrible para el momento exacto para ofrecer su producto. Sus ventas, hicieron que comenzara su crecimiento profesional, e innovó tanto con sus recomendaciones para el negocio, que con sus nuevas técnicas, marcaron en la Asunción de esos años, disertaciones empíricas que hoy serían destinadas a los denominados campos del “marketing”, “Management”, y “outsourcing”.

Instauró paulatinamente: Promociones, nuevos gustos, uniformes, locales estratégicos, ritmo de pago con proveedores, canastos modernos, nuevos gritos graves y agudos para las vendedoras, y otras cuestiones hicieron que el “Chipá” tomara el pasaporte comercial al primer “Fast Food” asunceno de gran distribución.-

El no sabía lo que estaba gestando.

Sus innovaciones comerciales será recordadas, pese a que no hubo patente ni registro de por medio. Hoy ganaría millones sólo con las regalías de esos derechos intelectuales.-

En los finales de la década del sesenta, y acorde con la revolución hippie mundial, dejó una huella polémica nunca publicada: Fue quién sugirió que todas las chipas, sean vendidas por “chiperas” con la controversial “mini falda”: Éxito de ventas. Técnica que se sigue usando en el ramo.-

Sugirió unos años más tarde la combinación de “Chipá guazú” y “Chipá So´o” Sugerencia que trajo enormes beneficios, más trabajo directo e indirecto a los dependientes y el celo de grandes ciudades “chiperas” del país y lógicamente de los nuevos competidores del rubro.-

Admitió una vez que fue quién incorporó como tercer menú: La “butti”, también conocida como “butifarra”. Esta opción dentro de la carta - menú de las ya muchas chiperas, fue sin lugar a dudas sin el visto bueno del departamento médico.
Todas, y cada uno de las “chiperas” copiaban sin pagar derechos su técnicas e innovaciones, abrumando las calles de los productos. Asunción, y menos en eso años, daba exclusividad a alguien.

El no fue conciente, ni supo la revolución que causaban sus recomendaciones, ni lo escuchadas que eran por sus más voraces competidores comerciales. Hoy, hay gente que recuerda la primera chipá con forma de “yakaré” que diseño como haciendo un chiste. O cuando en un partido, que había ido a observar a la cancha de Libertad, enseño a una prima, vendedora de naranjas un corte bien particular de naranjas: Era inclinar el cuchillo con una leve presión a 45º (grados) y hacer un tajo bien fino e ininterrumpido. Ese corte, fue sin duda alguna un gesto visionario en un negocio que el ya lo había dejado.-

Se empezaron a afincar y emigrar más y más ex campesinos/ruralistas/mboryhú o como se los denominé. Asunción seguía siendo víctima de el éxodo del campo a la cuidad. Esto hacía que los barrios empiecen a poblarse, y que las villas clásicas se vuelvan “villas” actuales. Como el paraguayo tiene, algo de haragán, copiar era más fácil que crear. Vivir cerca del centro, estableciéndose en “La Bahía” mucho más ventajoso que adquirir un lote en las afueras, etc., etc. Todo, en esos años empezaba a transformarse: Quintas en loteamientos, casonas en edificios, revolucionarios en comunistas, políticos a millonarios. La Bahía también cambiaba a algo parecido a lo que ahora es. Lastimosamente para los enamorados de las vorágines y fábulas que vivían en esos paisajes.-

La venta, por lo menos, la venta, anda bien.
Luí, se enamoró por primera vez en esos años. Eleuteria, conocida al menos con ese nombre, o “Leu”, hija única, siete hermanos de madre, tres de un padre, cuatro de otros dos. Ella no era muy bella, pero estaba destinada por la madre (obstinada) en conseguirse un buen marido. Luí, mientras tanto, era la celebridad del bajo. Se dio el lujo de volver a pegar fuerte con otra promoción: Chipá en los estadios de fútbol. La venta fue un éxito. El primer partido, que utilizó como un pequeño estudio de mercado fue en la cancha de “Atlántida”, un tímido club asunceno de viejas raíces. Después fue animándose a estadios más grandes y a encuentros más emotivos y concurridos. Un día, determinó a sus 8 vendedoras del plantel de estables y a cuatro que trabajaban como jornaleras, ir a la cancha del Olimpia.

Ramona García, quien fuera una de las ocho elegidas me relató, hace no mucho tiempo lo que ahora transcribo:

- Yo era la más jovencita de todas. Entré como recomendada por un amigo de mi tío que siempre le compraba chipas a Luí.
- A mi me dijo esa tarde que me vaya a vender. Olimpia – Santos de “pelé” jugaban.
- Ese día todo el chipá que llevamos se acabó a los 15 minutos del primer tiempo. Y eso que llevamos muchísima. La gente se peleaba por el chipá. Era muy rica, la receta era de “Mamá… “ - Seguía relatando Ramona García, quién luego de ser madre primeriza, renunció a las ventas de chipá, sin cobrar beneficios para dedicarse a la limpieza de oficinas de la zona del parque Caballero.-

La efervescencia de los varios vendedores por el rumor del éxito financiero de ventas en las canchas, hizo que todos los partidos de esos años, fueron inundados de chipá. Vendedores, vendedoras, y miles de sabores, que fueron en detrimento, por la ardua competencia, del verdadero objetivo de aquella idea de un niño:
Vender lo que a él más le gustaba comer y que lógicamente sea sabroso.

En aquellos tiempos la competencia de la venta fue terrible realmente. Había que pelearse por llegar primero, conseguir las bocas de entradas de los encuentros “futboleros” más importantes. Entre los chiperos se cuenta que en esos años se acampaban hasta dos días antes para ser los primeros en ganarse esos sitios privilegiados. La calidad de producto, ya pasaba a segundo plano.-

Luí, tenía que crear algo. El resto, siempre expectante de todo lo que el podía innovar, y aprovechando hasta con violencia cuando él llegaba con sus chicas ya que como era tan chico, lo desplazaban sin mucho esfuerzo. Tuvo que comenzar a contratar mujeres realmente grandes, así también le daban una mano en la pelea por los lugares claves para el negocio.

Se le ocurrió, en esos años, ya que estaba en desventaja, crear una nueva promoción. Tuvo dos ideas: una fue la crear un sindicato de chiperos y organizar a todos, por sectores, antigüedad y establecer parámetros para las recetes. Esta primera idea no próspero; la segunda: Esperar en las afueras de los estadios y rematar productos: “2 x…. Tantos guaraníes” que volvieron a situarlo a él y sus chicas al tope de las ventas ya que la promoción fue decididamente atractiva para los consumidores hinchas y algunos jugadores devotos del almidón.

Pasaron meses, un día, observando un partido, sintió una decepción memorable: Vio, como “El chipá”, era el objeto más preciado de los típicos y coléricos fanáticos del fútbol, que utilizaron el alimento horneado como arma contra los fallos controversiales de los referís circunstanciales. Los “lineman” de esa época, fueron los más perjudicados.-

-“Nada más para los estadios”, se dijo internamente y comenzó su última cruzada por La Chipá.

Armó y organizó una distribución masiva: Se sumaron todo tipo de cuarteles policíacos, militares, seccionales políticas, fiestas, carnavales, reuniones, “chipá chipá” decían las vendedoras desde tempranas horas y los nuevos vendedores masculinos. Tenía una re distribución terrible.- Luí, se consolidaba como un gran estratega, sin realmente saber lo que estaba logrando. Dormía sólo 5 horas al día, los días que podía. La cantidad de mosquitos, el calor infranqueable de la época pre aire acondicionado, era sin lugar a dudas distinta a la actual.-

En varios barrios asuncenos, principalmente en “El centro”, “Sajonia” y parte de “Las Mercedes” ya corrían rumores, de un “talentoso comerciante”. Decían las crónicas: “dueño del saber presagiar el futuro de las ventas”.

Hoy por hoy, una empresa multinacional ya estaría contando con sus servicios.-

Rápido Eleuteria, luego de los primeros encuentros con Luí, quedose embaraza. Al parecer era de Luí el hijo, el no recordaba bien el hecho de poder ser padre, pero buen tipo como es, lógicamente arrullo al hijo como propio.-

Algo perturbaba su tranquilidad. El chipá como producto se volvía comercial al extremo. Ya no era el queso “paraguay” que tenía que ser, ya no hacían la masa con el almidón seleccionado, e incluso había chipás que se vendían sin anís. Un crimen, para el creador de tan gran negocio.

El se encargaba de recorrer, caminando, sigilosamente. Miraba, estudiaba y le gustaba sentarse en las plazas y escuchar a la gente. El negocio, en tanto, pasaba lentamente a ser objeto del manejo contable de su suegra y alguna que otra novia de cualquiera de sus cuñados. El, era feliz.

- Nunca voy a ser taxista Leu – dijo una de esas noches.
- ¿Por que Luí?, si ellos recorren todo Asunción y a vos nio te gusta eso.
Se quedó en silencio, mucho tiempo, pensando en la sentencia de su “compañera”.-

Luí, tuvo la suerte comenzar a invertir sus ganancias, antes que en su negocio, a comienzo de los ochenta, sea totalmente defenestrado y la cesación de pagos, incontenible. Varios fueron los motivos:

1) Queso paraguay mal cuajado; 2) chipá sobre calentada; 3) Malas piernas en las vendedoras; 4) y el más acertado de los motivos: Despilfarro de la familia de Eleuteria, nuevamente embarazada.-

Luí, compró por suerte, una flota de tres carritos para venta de golosinas, caramelos y “chicles”. Pensó en recorrer su cuidad. Le perturbaba el hecho de conseguir un Taxi. No sabía manejar. El quería un nuevo negocio y ver la alegría de las salidas de colegios y escuelas y determinar una nueva fuente de ingresos le motivó a su siguiente aventura. Su distribuidora de chipá, “Ña Adela” fue al declive. Adela se llamaba su madre, quién había ya hace años pasado al mundo de las almas.-

Luí, necesitaba nuevos horizontes. Estuvo con depresión y un “stress galopante”, dedicó entonces tiempo a su pasión: El fútbol, volvió a las canchas los fines de semana vendiendo caramelos, golosinas y chicles, y aprendiendo un poco más de cómo se deberían mover los “wings” y como los “laterales” deben proyectarse. Frió o calor, lluvia o malos jugadores, el nunca faltó. Se ubicaba cerca de donde podía escuchar los gritos de los Directores técnicos. Eleuteria, ya lo había dejado. Se enamoró de un “Mariachi” y “Requintista” del barrio, que luego, en un corto tiempo, lo dejó por alcohol y una camarera de “La curva”, el bar, del cual era músico estable.

Como peces en espinel colgaba de su carrito Luí sus irresistibles, chocolates, caramelos y otros.- No descansó ni un solo día. De lunes a viernes, recorría salidas, entradas, y recreos, asistía a partidos “so`o”, desafíos de funcionarios públicos y fiestas, que en esa época tenían que ser (como era su vida) clandestinas. Tenía un fixture, y una hoja de ruta marcada, dominaba cada canchita, iglesia o club donde había actividades futboleras, ocasión perfecta para obtener réditos y ventas.-

Luí, se convirtió en compañero de las calles. Su flota se limitó por la abundante incapacidad e inoperancia de sus otros dos socios, que realizaban la venta de golosinas, sin ningún tipo de pasión, a un sólo carrito. El, empezaba una vida nueva, bien desde abajo. Sin embargo, le puso todo su amor. Empezó ordenando los caramelos por colores y precios, creando teorías, cuentos, y hasta cuestiones nutricionales, para los niños y algunos adultos, que de a poco se iban convirtiendo en devotos de sus dulces, caramelos y productos. Los otros dos carros, que ni siquiera fueron entregados en comodato, fueron devueltos en pésimas condiciones. El inventario arrojó pérdidas, y una pequeña, pero grave crisis de pagos con los proveedores. Nuevamente Luí, entre el dinero que tenía que pasar a su ex compañera y su ex suegra, más este colapso financiero, lo volvieron a golpear. El se levantó, como siempre.-

Luí, ya con años y experiencia, algo tenía que hacer. No tenía contrato firmado con sus dependientes que lo llevaron a un mal escenario, no existían auditorías contables, ni mucho menos notas de crédito, el, sólo él, tendría que cargar y soportar las pérdidas de su “flota”, por suerte, sabía que el negocio podía ser comercialmente positivo.-

Un domingo, 5 de la mañana, en una pieza alquilada en las cercanías del manicomio de la cuidad de Asunción, específicamente en el llamado popularmente barrio “Coca – Cola” decidió que las desdichas no lo frenarían. El sólo, ya no asociados, novias ni suegras. El barrio le dio una idea, los niños aparte de las golosinas, necesitaban algo más.

El barrio sólo fue llamado así por la construcción, utilizada como depósito de los productos de la marca citada, que se ubicaba entre las calles España y Marcelino Noutz de esa capital. Ese barrio era el lugar perfecto de acción de Luí.

Fue él, según relatos de personas que prefirieron pasar al anonimato, “un vendedor de ilusiones reales”. También, sin lugar a dudas fue un gran perjuicio para las dentaduras de los jóvenes en los ochenta. Hay gente que comentó años después, que uno de sus financistas era un odontólogo del barrio. Vaya uno a saber.-
Luí, vendía golosinas y sumó a esos productos, los típicos “juguitos” de varios gustos, envasados en plástico blando de baja densidad. Se distinguían los frutales, aunque bien artificiales, eran los preferidos. Es preciso anotar también, que según una encuesta no divulgada, realizada en el año 1986, en las cercanías de la Escuela “Panamá”, los chicos – sus más grandes clientes – prefirieron por amplio margen comparativo, el sabor denominado “coca – cola”. En fin.

Luí es un conocedor del negocio, pocos entraron a convocatoria y se levantaron, por eso, se merece un lugar dentro de grandes héroes de las “PYMES” asuncenas.

Luí sumó, a su palmarés, una innovación comercial digna, en aquel momento, y hasta estos días, de una sublime admiración, sobre todo, durante aquellos primeros años ochentas. La primicia comercial, además de los “juguitos” como nuevo producto, estratégicamente colocado, fue, un “sistema”, que ya era usado, en los almacenes y despensas de Asunción, conocidos también como “Coreanos”.

Consistía en la utilización de un cuadernito. Como Luí ofertaba sus productos entre varios chicos, en su mayoría alumnos de colegios y escuelas del barrio, se vio obligado a gerenciar un sistema de créditos para sus pequeños clientes, o bien, pequeños y medianos alumnos y hasta algunos padres amantes de sus productos. Así, la filosofía y saber oriental, repercutían en un asunceno, empírico por naturaleza como Luí.-

El crédito consistía en el simple asiento financiero del monto de la mercadería retirada por el consumidor a ser pagado a un plazo, no específico y sin intereses. Se conseguía de manera sencilla: Entablar una pequeña conversación con Luí, manifestar el deseo de incorporarse a la lista de clientes, una vez aceptada la solicitud, él, sin más trámite, agregaba el nombre, en la casilla que correspondía, y asignaba al cliente un número y cuaderno, que no debían, en lo posible ser olvidados. Por ejemplo: “Jesús González”, ingresaba al cuaderno “alumnos del colegio X” número “203”. A partir de ese instante uno formaba parte de la clientela estable de Luí, y el estatus del alumno subía, ya que ante cualquier necesidad o seducción de algún producto, un cliente sólo podía utilizar las sgtes palabras “Luí, anótame este caramelo”, y el asiento contable era realizado, como dijimos, sin intereses, ni débitos de cuentas, algo, tremendamente parecido al “cuadernito” de los almacenes, sólo que, un sistema más dinámico.

Formas de utilización del Sistema:

El sistema tenía determinados atributos y algunas fallas, detalladas en una pequeña investigación nunca divulgada.

1) Surgió con la implementación seguida, con la típica publicidad de “Boca en Boca” y el éxito fue masivo.

Tantos fueron los chicos que desearon entrar al sistema, que el número de beneficiarios de los pequeños créditos creció con variables tremendamente grandes y significativas. Esto generó la tradicional “avivada” criolla por lo que por ejemplo: Hernán Ramírez, beneficiario número 311, del cuaderno de la Escuela X, solicitaba dos caramelos, un sobre de figuritas y un juguito, pero, decía ser el número 107, Luí, si bien dudaba muchas veces, la gran cantidad de clientes en la sala de espera era tan grande que él, simplemente anotaba, y sus cálculos eran siempre mentales, por lo que el asiento se realizaba sin ningún control, ni documento que acredite el retiro, identidadn ni el asiento. Por lo general y en este ejemplo, se hacía el asiento contable a un número equivocado, no pudiendo realizar el estudio minucioso del cliente, ya que el cuadernito no contenía descripciones físicas (por lo menos) del cliente. *Observación 1: Si algún día, alguien desea instaurar el “sistema Luí”, es preciso recalcar que se pueden por ejemplo anotar rasgos característicos ej: Romero, Juan: Alto, cicatriz en el pómulo derecho, ojos azules, mal tirador de centros. Esto Luí nunca lo implemento y lógicamente el cliente 107 al solicitar su estado de cuenta se encontraba con créditos que no reconocía, y Luí afirmaba -con una extraña exactitud- que sí! fueron efectuadas dichas operaciones, por lo que la discusión tenía subidas de tono constantes. Luí tenia una estatura de aprox. 1.56 centímetros, tez morena, ojos obscuros y con dificultad se le notaba el paso de los años, su mirada denotaba la dura vida que llevaba, y su expresión era particularmente triste, pero la disimulaba con humor. El no estaba para discutir, más que sólo defender lo que tenía una seguridad total, en su vertiginoso día laboral. El sistema empezaba a colapsar, pero seguía funcionando. Desarrolló, para contrastar ese pequeño problema, una habilidad muy “asuncena”. Fue un gran “apodador” de sus clientes, le daba en el “clavo” con sus “marcantes” y encontraba parecidos terribles. Así lograba identificar. Eso sí, le costó algunos clientes menos. Se recuerda un caso particular: Año 1984, primavera, denominó a dos gemelos gorditos, clientes, de apellido Rolón de la siguiente manera: “Kuré Jopo” al gordito de peinado con los flequillos de punta y “Avión - rueda” Al gordito de panza bien redonda y fija.- Ellos, lógicamente, nunca más pagaron sus créditos ya que no recibieron con felicidad sus denominaciones con la que fueron conocidos durante toda su vida estudiantil. También se conoce el caso de un tal “Luis Miguel” de apellido Rojas, que fue, asiduo cliente, ya que su “apodo” lo acogió con alegría y orgullo y levantó su aceptación con el público adolescente femenino de la época.- No se pueden soslayar a “Arnold” aquél “negrito” alumno del “San Agustín” y a “Alf”, un pequeño joven que tuvo la suerte de tener una cantidad indescriptible de “vellos” a temprana edad.-

2) Sistema de cobro:

Como no existían dependientes directos de Luí, y mucho menos un departamento de cobro de los pequeños créditos, le gestión para los pagos era realizado en las entradas y salidas de los colegios y escuelas adheridas al ramo. El tiempo apremiaba, las entradas y salidas duraban muy poco para este personaje, por lo que, llegó un momento que sus números con los proveedores no cerraban. No podía realizar ventas, anotaciones y cobros a la vez. Empezó a cambiar su estrategia: “no tanta venta, más cobro”, y así empezó a intimar a todo alumno que se cruzase por su camino, a veces inventando deudas, identidades, ya que varios de los “apercibidos” ni siquiera eran clientes de tan prestigiosa entidad crediticia. Se escucharon varios “Giménez debes 900 guaraníes!!!” Giménez, ni era Giménez y ni siquiera era cliente, o bien, a “Cardozo”, le eran requeridos los 500 guaraníes, que el feliz recibía la noticia, por que según sus cálculos su deuda orillaba los 1400 guaraníes, ya un buen dinero para le promedio de deudas estudiantiles de la época. El cobro se fue realizando con mediano éxito, *Observación 2: Es necesario resaltar que hoy por hoy en los cuadernos de Luí han quedado innumerables personajes morosos y que si utilizamos el cálculo de interés por mora y penalidad del Banco Central del Paraguay, los montos son prácticamente siderales e incobrables. Luí nunca pasó a la cartera de “incobrables” a nadie, por lo que si alguno de Uds. recuerda alguna deuda, por favor, visite el barrio, busqué a Luí, y póngase al día, ya que el carrito de golosinas, hoy anexo venta de panchos, sigue recorriendo las inmediaciones del barrio citado más arriba, al menos, es lo que se cree.-

3) Dudosas transacciones:

Luí se vio varias veces, creemos, de manera involuntaria, en actividades comerciales un tanto obscuras, nosotros, utilizando la jerga comercial, y las denominamos en su momento, “transacciones en negro”. Como corrían los meses y algunos “vivos” nunca pasaban enfrente a su carrito, o si lo hacían siempre de manera presurosa, inventando de por ahí, algún problema que requería inmediatez o una tremenda velocidad, así Luí, gritaba: “Bogado, tus 600 que debes hace 5 meses!!!”, y Bogado, quien pasaba raudamente con su mochila en mano, contestaba: “Dale, Luí, mañana, a la mañana te pago”. Era uno de los varios casos en los cuales Luí, prestamista, pero no usurero, se veía tremendamente perjudicado, por lo que, pensamos, tuvo, en ocasiones, la obligación de por ejemplo: en los últimos meses de clases, inventar intereses, o bien subas en las sumas de los morosos, con justicia quizás, pero a veces, con tremenda indignación por parte de los deudores: “Luí, yo te debía 400 nomás… no 550…”, Luí, defendía a “capa y espada” sus asientos contables por lo que creemos, al menos habrá ganado en los balances finales siempre un poco más de lo esperado, dentro del cuadro “morosos”.

4) Tipografía e interpretaciones:

Todos los asientos fueron realizados, por el mismo puño y letra de Luí, por lo que, fueron objeto de numerosas quejas. Los “6” interpretados como “8” y los “4” leídos como “9”, así una sencilla deuda de de 600 guaraníes pasaba rápidamente a 800 y una de 400, superaba rápidamente los 900, y las quejas y discusiones eran terribles. El nunca intentó actualizar el sistema por medios digitalizados, solicitar el concurso de peritos calígrafos o por medios electrónicos, por lo que lo arcaico de las transacciones era su “modus operandi”. Tampoco recibió auditoria alguna, y lógicamente jamás pago tributos correspondientes. Aparte, eso para un tipo como Luí, es inconcebible.-

Últimos datos:

Luí, se cree, sigue hoy dando vueltas por el barrio, vendiendo golosinas y otras minutas, su sistema sigue siendo objetos de admiradores y refutadores, como se dijo, existen numerosos asuncenos deudores de sumas ínfimas que se van convirtiendo en importantes. Hay otros que dicen que algún día serán ejecutadas judicialmente y Luí cambiará el carrito de golosinas por algún auto con aire acondicionado, bloqueo central y una radio con CD y cumplirá su sueño de ser taxista, pero con chofer, así, dará vueltas por su cuidad amada, y también practicará el ritual de la conversación y curiosidad de los taxistas con sus pasajeros circunstanciales.
Hay otras versiones que cuentan sin embargo, que sin reconocimiento, pasó a retiro. Que quienes manejan su carrito son dos de sus hijos, que van intentando emular al padre, que su último presagio comercial fue el quiebre institucional de las entidades financieras a finales de los noventa, donde perdió lo último que tenía.

Pasó a enseñar el deporte que admiraba, y fue a vivir a Paraguari en una pequeña casa que le había tocado como herencia. Asunción le dio la espalda y hoy deambula, sigilosamente, por esas sombrías canchas del interior del país, enseñando a chicos, dando indicaciones, descubriendo talentos a quienes presagia su futuro de “crack”. Vive deleitándose del deporte, de la devoción por el gol, el pase a profundidad, las paredes, los centros y los buenos jugadores rurales. Sus ojos ya no son tristes, el paso de los años sigue esquivando su piel-

Nunca más invirtió su tiempo en ventas, ni volvió siquiera a su cuidad natal.-

Hoy son pocas las personas que lo recuerdan, sin embargo, hay muchos carritos y miles de vendedores de chipás, que intentan sin éxito, consolidar aquellas proezas comerciales de Luí.

la ventana

La ventana

Estoy cansado de mirar mi ventana, ver esto que se llama mundo, y con toda la rabia que tengo por que no puedo – y no se bien por qué – conocerlo y amarlo, lo miró, disfruto de los árboles que siguen vivos y de alguna nube que se va transfigurando a algo que me causa gracia.- Sin querer imaginé una guitarra, que iba transformándose en una especie de banana. En fin.

He entrado y salido de la monotonía que también la llamamos vida. Que triste es decir que uno mira el mundo por la ventana y califica a la vida de monótona.- ¿Cómo la voy a llamar en 40 años? ¿No se si seguiré pudiendo calificarla?

Existen una cantidad de mensajes diarios de que esto ya no da más: El calentamiento global, crisis financiera, lo que llamamos trabajo, el stress, el smoke, y lo que más odio, la falta de tiempo para mirar, y no poder ahora mismo besar a quién amo.-

Hablé con un amigo hoy, le dije: “que posibilidad tenemos de abrirnos…” si.. De dejar todo acá, y salir, viajar, sin prejuicio alguno sobre el tiempo, la pérdida de éste, o no… y todo lo que trae aparejada esta decisión. El dinero, la familia, la monotonía y mi cómoda ventana.-

No sé, no lo sabré lógicamente si mi decisión es la acertada – nunca quizás lo sepa – pero ver los árboles en movimiento es mucho más atractivo que estar atento a que mi celular suene o no, o que reciba un mail sobre alguna consulta profesional y de preocuparte cómo hago a fin de mes para pagar los vencimientos.-

Me imaginé el mar como primer destino. Creo que el mar es la parte del “mundo” donde me doy cuenta de lo insignificante que soy, lo diminuta que es mi importancia, mi duda, mi corazón partido en fragmentos. También he apreciado de sobre manera el valor de la música, si, de la música gracias sobre todo al mar. Es ridículo mirar al mar, sentirlo y olerlo sin una banda sonora imaginativa retumbando los tímpanos.- He llegado a pensar que zambullía mi cuerpo, atravesando las espumas de las olas mientras sonaba “love” de Lennon.- Decidí también calificar las canciones instrumentales mientras caminaba por la arena, así, pude tener mucho de "Miles Davis", incluso mientras el sol calentaba el suelo arenoso del mar.-

Creo también que al “abrirme” de esto, debería sufrir: un poco de frío, hambre y soledad. También debería disfrutar de caminar descalzo, de mojar mi cuerpo en varias lluvias y tormentas y de extrañar a una mujer, que se bien quién es, pero quizás ella no.- El amor puede ser una razón para salir, para mi, hoy lo es para vivir! Si, lo es, y me siento tremendamente enamorado, de ella, del amor de mi viaje.

UD dirá, ¿Cómo un enamorado se “abre”?
Quizás, su pregunta tiene ya una respuesta razonablemente concreta.- Ahora, yo voy en busca de una nueva pregunta que no tenga una respuesta razonable, por que el amor es eso, en síntesis, una pregunta sin una respuesta razonable. ¿Vio? Antes de empezar, ya encontré una verdad. No puedo esperar, la ansiedad ya es parte mis venas.-

Debería preparar un solo artefacto eléctrico o digital, que llevará la música que me acompañe, un cuaderno para escribir y describir, ropas livianas y un buen abrigo. Creo que empezaré por caminar. El sur, es como el lugar que siempre busqué… siempre al sur, hasta que se convierta en norte y viceversa.- La primera música será algo de Celia Cruz, no se que música, pero mi inspiraba alegría esa señora, por lo que tendré que conseguir una canción, para el track número 1 de este viaja al sur, a no se donde.-

Vuelvo a mirar el horizonte desde mi ventana. No intento mirar hacia el río, si no hacia el cielo y donde la gente dice que existe el infinito. Si existe, en busca de él voy.-

El amigo con quién hablé hoy, al explicar mi idea, me dijo que lo pensaría. Yo ya lo pensé. Vos?