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martes, 12 de julio de 2016

la corta vida de Unilino


UNILINO

MARZO del 37, 41 grados, noche interrumpida por el llanto de un niño. De nombre cristiano Unilino; si, no tuvo ni tendrá tocayos el pobre, nació ochomesino, casi sin pelos y con ojos rasjados y con la evidente aguileña nariz de la madre paraguaya. Unilino, un hombre y nombre con paradigmas propios desde el comienzo.-

Hijo de Lino Pratt y Lina Carmela Arroyo Cuenca. Unilino, hijo único. Fue un bebé callado, con fe en sus sueños, suave de piel y de rasgos, que en nuestro idioma paraguayo moderno lo llamamos "Gringo". Su padre ex combatiente de la guerra en los 30´s intentó infructosamente lograr un hijo, Lina Carmela Arroyo Cuenca, mujer de alguna alcurnia, los perdía año a año, inclusive durante la guerra, sin existir explicaciones ni macumbas que hayan podido digerir el problema. Unilino nació en el 9 embarazo de su madre, que murió de cólera a los pocos meses. Don Lino Pratt, serio y de pocas palabras intentó cumplir el rol de madre & padre. Unilino, qué se crió corriendo, siempre en silencio pensando y cantando por lo barrios asuncenos.

Don Pratt vivió unos años más, profesor de física de varias escuelas de mediado de siglo XX, cumplió con los roles paternos y maternos a cabalidad. Su familia fueron ellos dos, juntos y pintorescos. Don Lino Pratt Inclusive llego a contradecirse el mismo para que Unilino Pratt sienta esa dualidad madre/padre que todos los que hemos tenido la suerte de tenerlos hemos sentido.

Don Lino Pratt se levantaba y arropaba a Unilino, le enseñaba la cotidianeidad de la vida y fungía de cariñoso padre de noche. Unilino desarrolló una muy extraña habilidad. En la Asunción de los 40`s lo normal era jugar, correr y andar descalzo. Unilino podía jugar ese juego tan particular de correr al rededor de varias sillas y al apagar la música pelear por un lugar: "El que va villa pierde su silla" o cosas así decía, y no perdía una contienda por más que juegue con personas mayores a él, complots de hermanos, primos, otros participantes más fuertes y rápidos, además de los instruidos jugadores de ese pequeño deporte en esos años. Unilino dicen, no perdió un sólo juego hasta el día que murió Don Lino, el tenía 14 años. Nunca más jugó pero sí confesó que el secreto estaba en su conocimiento matemático de las posibilidades en base a al distancia que tenía el círculo de personas corriendo al son de un ritmo y los pasos o cantidad de pasos a su destino que era escoger una silla. Unilino desarrollo sin darse cuenta un sistema o algoritmo perfecto basado en la distancia y velocidad del recorrido sustentado en la cadencia del 4 x 4 o 6 x 8 según el ritmo. En Paraguay en esos años sólo existían canciones con esos cuadros rítmicos y los compases, con la distancia y velocidad crearon en el un "súper hombre" del juego de la silla. Los niños, padres, y familiares que disfrutaban los cumpleaños infantiles, reuniones de colegios, escuelas, fiestas tradicionales o ágapes de barrio quedaron admirados ya que el NO perdía. Se investigaron las causas, intentaron ganar con artimañas y arreglos, hasta amañando a los organizadores y administradores de la música y el juego. Unilino no perdió una sola vez y el éxito en países como el nuestro es casi imperdonable.

Unilino no tenía muchos amigos, los futbolistas, basketbolistas y hasta los privilegiados que podían jugar al tenis tenían amigos, creaban idolatría y eran seguidos por numerosas mujeres y sus nombres recordados en los barrios asuncenos. Unilino pasó malos momentos: El servicio obligatorio fue duro, ya que un hombre tan calculador y matemático mental por excelencia no intuía el sin sentido de la verticalidad militar, la obsecuencia y la obediencia por obligación. Nunca pudo entender ni cumplirla, sumado a que su nombre no era jamás bien pronunciado: "Undelino Prac" "Undecilo Par" "Unkilino Prast" etc etc etc. Esos años fueron duros, sumado a que los que conocieron de la guerra a su padre, lo tenían como "Febrerista" y eso, en los 40´s y 50´s significaba ser paría en una sociedad paria.

Así también pasó la secundaria, sin ser más que un notable matemático y filántropo se ahogó en los pocos libros de físicos y matemáticos, se dominaba las teorías físicas, teoremas, conjeturas y otros; hasta investigó aquellos códigos de antaño sobre la posible fórmula de la Alquimia. Unilino no salía mucho, pero no era considerado un ermitaño. Su apariencia de casi rojos cabellos, tez morena y ojos achinados claros, casi celestes con destellos de grises daban que hablar entre las mujeres, pero nunca pasaba de esto. Unilino no le encontraba el sentido al flirteo, ya que el enamoramiento no resistía sus teorías ni números.

Unilino de apoco descubrió la fórmula de la caña paraguaya y sus secretos. El elixir, el alcohol, la dulzura del embriado, y a los pocos días pudo desarrollar su propio brebaje autóctono, los que probaron dicen, era como beber un poema.

Unilino Pratt intentó escribir, luego de varios años de estudio de física, su adicción por la destilación de caña que lograron que fuese expulsado de la Universidad Nacional y sus libros sobre cálculos de impuestos, teorías físicas y otros sentenciados como subversivos por un grupo de abogados, hoy grandes especialistas del derecho y los tributos.

Unilino se pasó a la clandestinidad, previo paso por Investigaciones de la Policía, corte de pelo obligatorio y una que otra sacudida violenta por bruscos policías, dos días internado en el IPS y salió caminando con dificultad a buscar un nuevo sentido a la vida. Escribió unos libros de corte literal:
1) El amor en números: Una teoría que definía a que el amor no podría durar como sensación única ni menos de 4 minutos ni, en una pareja, más de 47 días. (34 libros vendidos) Hoy varios coleccionistas aún siguen buscando estos ejemplares perdidos.
2)Dicotomía del pago de pasaje sin impuesto: Libro de cuentos cortos que si bien se considera una continuación del anterior, explicaba con varias historias, como uno se enamora en los colectivos, se imagina una vida hermosa y sólo por pagar un pasaje que a la vez no contribuye tributariamente, entonces, basándose de esa analogía, comparaba el no pago impositivo de un servicio comunitario necesario y la posibilidad que el amor sea exactamente eso: un servicio sin impuestos necesario para la comunidad. (3 libros vendidos) el libro tuvo que ser retirado por considerarlo contrario a las leyes gubernamentales estatales y por su doble sentido en cuanto a las subvenciones estatales a empresarios afines al gobierno, el no rendimiento del valor real del servicio y la importancia de un ordenamiento demográfico. Este libro le valió una nueva entrada a IPS, esta vez sin tanta severidad. (se dice que había invitado a sus perseguidores varias botellas de cepas y destilaciones distintas del "Elixir")
3) El hoy y la compra de galleta: reflexión final de cómo un gran escritor debía dejar de ser escritor por que si bien la literatura es genial no le daba - a ese escritor - el influjo económico para la compra de alimentos, entre otras cosas. Unilino al fin se dio cuenta y comprobó la fatal teoría que tenía desde chico. El juego de la silla y la música es tal cual la vida. El que no elige y toma el asiento correcto, puede quedar fueran en un simple compás del silencio.

Unilino llegó a los cincuenta y cinco años, desprolijamente, pudo actuar en parte con oficios ocasionales, el cual la numeración meramente enunciativa puede ser resumida así: Carpintero, preparador de caballos, Chapista, Florero, Jardinero, Destilador, cañicultor, ayudando de obrero, obrero, jefe de obra, contratista de obra, cañicultor, jardinero y carpintero nuevamente. Pasó así una década, alejado de los cálculos, de los libros y de la música que identificaba notas y ritmos de puro oído. Unilino Pratt conoció al Marilina, una extraña coincidencia por una discusión en el mercado de abasto, cuando le habían pedido una reparación de una suerte de góndolas de verduras destinó a Unilino a terminar en los brazos de su amada. 47 años, ella 31 y una relación fugaz que regaló a los 9 meses a Lina. Unilino volvió a escribir, Marilina, ama de casa insistía a que su compañero dejase el arte por la labor con las maderas, Unilino decidió hacerlo no sin antes publicar la re edición su teoría: El amor en números /re edición: Un libro que si bien partía del mismo elemento científico, era esta vez abreviado en que el amor dura hasta que existe obligación de despertarse.

Unilino vivió un poco tiempo más con Marilina, que cansada de que NO se dispusiese más que solo por ocasiones a trabajar y sopeso, lo buen amante que era, contra un vida más acorde a lo que pretendía. Unilino, sabio, la dejó ir, por que el sabía que sus teorías eran infalibles.

Pasaron los días y hasta llegaron los años, Unilino conocido como buen señor de la esquina de la calle Dos, recibía la visita de su hija, y hasta a veces de la madre de su hija. Arreglaba muebles viejos, cocinaba fideos y vendía una suerte de caña por pedido expreso de sus clientes hasta que un día, Unilino olvidó quién era.

En esa inocencia de un adulto que no recuerda, que parece niño caminando con una mezcla entre la felicidad y desesperación, la ignorancia y desfachatez, bien vestido salió caminando para nunca más volver.

En mi barrio dicen que Unilino siguió la calle y bajó hacia los barrios bajos que dan a la orilla del río, siguiendo una música, persiguiendo alguna silla.

Unilino no pudo haber muerto dicen, por que la esperanza es lo último que muere.

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