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viernes, 18 de octubre de 2013

Vulgar detalle filosófico en un día de lluvia.-


Me puedo levantar de nuevo en el ´79, volver a aquel febrero y sentir que el tiempo que va pasar va a ser como ese solo de Louis Armstrong de “La vie en rose”.- Cálido, hermoso, simpático y con las cadencias lógicas y los silencios justos.

Creo poder hacerlo, aunque no sabemos bien cómo.-

Empiezo por escuchar el solo y lo repito mentalmente, escucho la voz de todo lo que pasó, de todo lo que lloró riendo, de todo lo que riendo se fue llorando. La vida como una rosa que va naciendo con espinas débiles y formaciones alegres.-
El aroma a la niñez es evocativo al máximo, el verano, la lluvia, el pasto cortado, el asado, el olor a menta en el agua, la caña de azúcar, son los mejores indicadores del nivel de regocijo.-

Esperamos durante el paso del tiempo para que algo/alguien en el tiempo nos ayude a entender qué significado tiene el paso del tiempo.

Si pudiéramos entender no tendría sentido y es eso lo que deberíamos entender el sin sentido
Llueve, en la primavera que toma mis manos, me levanta todos los días para que siga el camino ayudándome.- Se mojan mis ojos, mi piel, mis manos y brazos en la lluvia, pienso en el paso del tiempo, cuando lloraba para hacer y no hacer las cosas, cuando mi madre sólo con su mirada entendía que la felicidad dependía de ese entendimiento.-

Sigo tarareando la música, mirando las rosas de un vecino desde la entrada del balcón, aislado del mundo que está esperando mi entrada, para ser uno más de los millones que deambulan obsecuentes buscando lo que han mandado a buscar: su necesidad, la mía, materializada en productos producidos por otros hombres que intentan ubicarlos.-

Mis espinas más sólidas, se amainan con el rubor femenino, como todos, la debilidad es esta oculta en los intangibles.-
Tendré que dar un paso más, salir a luchar al día lluvioso, a buscar un pan de la manera justa que han enseñado durante el tiempo que transcurrió en mis padres y hoy los ubica dependientes al proceso, que ruegan sea lento, entender el olvido como un lugar sórdido y seguir, al final, es eso.-

Salgo a caminar mientras llueve, imagino mientras el tráfico y las bocinas conmueven la impaciencia de los forajidos, imagino que vuelvo a febrero del 79, me río de los gestos, creo en el mundo, en el amor, en la vida.

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