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viernes, 11 de marzo de 2011

El folklore, lo autóctono y auténtico de todo, de cada uno, de todos.-

Recuerdo que tenía un amigo, digo que tenía, ya que hace años no tengo contacto y eso que lo busqué hasta por Facebook! – era o es Suizo; y lo conocí en la era pre internet. Gracias a él y sus cuestionamientos filosóficos literarios: Chestov, Kierkegaard etc etc etc… alguna vez debatimos sobre lo realmente auténtico en la expresión de un pueblo.

Hay pocas cosas nuestras y hay varias de todo el mundo.-

Considerando la inmensidad del mundo, (y lo esporádico) también es fácil achicarlo, dividirlo y así de estúpido, como somos los seres humanos, podemos encontrar cosas para desunirnos. En fin.
El tiempo, el desarrollo y el crecimiento demográfico ha hecho que todos estemos más cerca de todos y a la vez conozcamos menos.- El tiempo en sí es lo que cada vez nos cuesta más entenderlo.-

Sobre la pertenencia de cuestiones ideológicas, autóctonas y hasta folclóricas pasa lo mismo, como dirían hoy: tal cual.-

Sin entrar al divague existencial que en realidad nada es nuestro más que la vida, y el tiempo – que si bien lo puedo entender y creer, hoy eso no nos atañe, aunque siempre debe preocupar, hoy es interesante unir costumbres. Paraguayismos por ejemplo o lo que Ud. defina de esto.
¿Qué es realmente nuestro?: Es difícil, ya que hay objetos e impalpables que podrían entrar en esta categoría o pertenencia.-

Nuestras, claramente son las costumbres, después, hasta la “silla cable” existe en cualquier parte del mundo. Ahora bien, esas costumbres, se manifiestan, se traducen: música, literatura y demás artes, y en los anti héroes mundanos de todos los días.-
EJ 1: Calé – el pseudo polítco- es un anti héroe, ser nefasto, pero terriblemente hijo de nuestras tierras y sobre todo como diría el axioma: Lo que nos merecemos.-
EJ 2: Vaí – Vaí: expresión tan paraguaya en todo, que explicar en Japón por ejemplo, sería como cometer un crímen.-
Ej 3: El Jopará: si bien el guaraní dominó una región extensa, el jopará y esa forma de hablar que es el hijo del jopará con los nuevos modismos: “Escribime por mi celular dale na” La real academia de lengua respondería: PLOP!

Pero analicemos:

Un día en Bolivia, precisamente en la ciudad de Cochabamba tuve una especial revelación/ oportunidad que se me había sido revelada, en el duro acoso del hambre y frío, y atendiendo a la falta de “Bolivianos” en mis bolsillos, me detuve en un lugar, de esos que antes de detenerte, ya sabes que será comida barata y sencilla la que te ofrezcan. La sorpresa, y atractivo de escuchar la Quena – ese instrumento primitivo tradicional de viento- tocado por una Miles Davis criollo, empezó a iluminar mi viaje en busca de los restos del imperio INCA. Todo eso, música y apetito, fue interrumpido casi por un milagro gastronómico, tan igual, a la horneada “Sopa Paraguaya”. Maíz, queso, cebolla…. Tuve que preguntar de qué nacionalidad era la cocinera de aquel “parador”. Sentí una mirada poco amistosa y no hubo mayor anécdota. Sopa Paraguaya: no eres propiamente nuestra.-

Días después, un poco más al norte me pasó lo mismo con el Trompo, y del guaraní, bueno, no es tan nuestro geográficamente hablando, aunque creo, de los más lindos tesoros conservados del sur pre colombino.

Cuando uno es amante de la naturaleza, se preocupa por saciar la adicción al aire libre, viva donde viva, y mientras existan ríos y selvas, podremos satisfacernos, vale anotar lo siguiente: fuimos de pesca con unos amigos en las cercanías de la ciudad de Paraná – Entre Ríos – cuando uno de los guías, – comentaba en la barcaza alquilada por varios que como yo sedientos de serenidad, ante el siempre respetable río- palabras que al parar el oído “pillé” eran en guaraní:

-De Kurusú Cuatiá soy patrón, ha nde?
- Corrientes pero hace años vivo en Bélgica.

Como estaba sólo es simple concluir en que ese día terminamos acabando con el “Belga” la dotación de cervezas del buque pescador, el belga - correntino hijo de paraguaya, manejaba un guaraní tan profundo como sus tragos de cerveza.-

El Guaraní, es una lengua virtual hoy.- Rafael Barret agradecido a la Globalización.-

En un pueblo cercano a Santa Mónica, habíamos entrado a una tienda de discos. California estaba empapada de lluvia, y el pueblo quieto. El mar no lejos, no estaba sereno, y yo, y mi amigo Suizo: Mathew, intentando mostrarnos música de cada país: Para ellos es más fácil, mucha más historia y desde música clásica hasta el acordeón chico que utilizan los helvéticos. El conocía algo de “bossa” brasilera y yo de Suiza manejaba algunos datos: los quesos, los relojes y hasta el chocolate, el cual me costó una larga discusión ya que sostenía, y lo sigo haciendo, que eso nos deben a los Sudamericanos por el origen del Cacao (todavía no era profesional Federer).- El ritmo de la guaranía, el 6x8 y lo que José Asunción Flores y Manuel Ortiz a principio del siglo XX hicieron para mí es algo único.- Como no encontré nada más paraguayo que entre los libros del local un “Hijo de Hombre” en español obviamente para un suizo-parlante, no había caso que pueda demostrar algo que no sea #Olimpia, a un amigo a finales de los años noventa.- El viaje lo terminamos cerca de San Francisco, donde el se había enamorado de una mujer y yo, me tuve que tomar luego de unos días, la vuelta hasta San Diego, por suerte, en coche alquilado, que les juro, aquella soledad situacional, sin querer, se había convertido en la mejor compañera del que quizás habrá sido el mejor de mis viajes.- Si bien con Mathew teníamos un tema en común: Fútbol, que siempre nos entretenía, el silencio de la vuelta también fue apasionante.-

Mi teoría sobre lo único y realmente nuestro: y/o manifestación paraguaya de la cultura y hasta contracultura de esos años, estaba siendo difícil por la escasa difusión que tenía.-

En el barrio San Telmo de Bs.As. años después encontré un coleccionista de tapas de la revista deportiva “El Gráfico” al que con supuesto desinterés y – disimuladamente – pregunté:
- Che, de Erico no tenés nada…
- De Erico, de Erico tengo unos recuerdos…dejame ver…
- Acá es casi último que tengo, el resto no creo que a esta altura de mi vida lo venda
- Precio? – dije
- 25 mangos.-
- Tengo 20
- Es tuyo, cuídalo.-


Pensé en Mathew luego de unos días de mi compra. Que diría si le envió esta tapa de “El Grafico” de la década del 30. No sé si entendería qué significaba Erico, de hecho no lo hice. Erico está guardado en un lugar con su tapa y orgulloso dueño.-

Siguieron – por suerte- oportunidades de viajar, conocer, entender el más allá de nuestras fronteras.-

Me habían dicho también ¿y el vorí – vorí? … sin embargo hay algo muy parecido, una comida peruana, que quizás sin darnos cuenta nos han copiado o lo hemos hecho nosotros a los peruanos vaya uno a saber en qué año existieron los espías gastronómicos. Puno, una ciudad camino a Cuzco reveló esta cuestión de inteligencia, el plato en vez de gallina, es de pescados y con algún tipo papa deshidratada, pero con la misma brujería en la harina de maíz para la preparación.- Los Incas, primos hermanos y vecinos ancestrales de nuestros guaraníes tal vez, supongo. Explicación lógica/mágica.-

Lo más incómodo o fascinante de la búsqueda de lo auténtico es que nunca terminará. Es imposible descubrir, pese a las grandes distancias y diferencias que lo único es todo y todo es único, por lo que siempre existirá un parecido, pero siempre habrá una individualidad tan perfecta que es hasta imperceptible, algo así como lo que sucede con el amor, existe en todos lados, pero para cada uno es diferente, único.-

Pasaron los años noventa y una década más casi, de Mathew nunca más tuve noticias, hasta que sin querer, en una mudanza, como siempre sucede, dejando la casa de mi padre para intentar la añorada independencia, tuve que mover varios cajones, baúles, tirar y guardar “cosas” que antes no lo eran.-

Entre papeles encontré: Cartas, canciones, listas para viajes, presupuestos, catálogos, cuadernos de acordes y unos sobres sin abrir. Sobres de cuentas bancarias, de invitaciones a eventos ausentes y uno en particular que tenía la foto de un indio y un sello postal del Borussia Dortmund. Al descubrir el sobre, rápidamente leí: “Merry Crhistmas y Bueno Año!” – la pésima caligrafía tenía una firma: Mathew Keller. Era una carta perdida de nada más ni menos aquel amigo al que nunca más tuve la oportunidad de saludar. Vinieron los recuerdos: varias discusiones futboleras, culturales, de mujeres, películas y sobre todo de algo que sea más paraguayo y representativo que al final fue una mantel de ñanduti (yo volví con chocolates varios de vuelta para el sur).- Su carta estaba firmada en Canadá, con el nombre de aquella mujer que había conocido en un bar de vinos en aquella ciudad que ya no recuerdo el nombre, fechaba la tarjeta el año nuevo 2000.- La leí 8 años después y sin querer, rápidamente encontré la mejor respuesta a mi búsqueda:

PS: Jose: Mangore

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