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jueves, 7 de enero de 2010

20 - 10

Un año redondo.-
Hay especulaciones en el cosmos… sobre todo después de fin de año. La tierra, 3er planeta en orden desde el sol, termina nuevamente una elipsis entera. Cuatro estaciones, todas ellas con sus respectivos problemas sicológicos y delirios de grandeza.-
El comienzo del año 10, será redondo. ¿No?
La precisa entre comenzar o terminar no es el mismo cálculo y resultado entre la alegría de viajar o volver. Para todos, ese pequeño cosquilleo, para algunos pocos un éxtasis, de ir, volver, comenzar o terminar es singular.-
No soy partidario de la tragedia de los finales, ni que los anuncios de estos sean realmente malos. En esencia terminar algo, concluir, morir, y muchas otros finales (abiertos inclusive) son sólo estereotipos de quizás, lo más lógico que hay en la vida.- No veo la catástrofe, sería como la suerte… lo que para algunos es suerte… para otros coincidencia, para los más escépticos, la suerte es mala suerte. Para mí el fin: es “por suerte”, un hecho inevitablemente relativo. Así mismo, como la suerte en su más concisa definición.-

Termina el año, las familias, los solitarios, los felices y los amargados se unen o separan con el objeto de analizar en una copa lo que nos dejó el año antiguo. Mi viejo dijo: “ojalá este sea un año redondo”. El año redondo, divisible por cinco, múltiplo de dos, utilizado como sacro número en el fútbol y perjudicial en un envido, es sin lugar a retórica, un año que puede ser ideal.-
Es interesante destinar un puñado de ideas e ir directo a una planificación mental de lo que será un año redondo en base a propuestas y divagues mentales tenues:
1) Menos TV, más literatura
2) Menos grasas saturadas, más aceite de oliva
3) Mayor concentración en las estrellas, menos stress laboral
4) Más comunicación en tiempo real =?
5) Más visitas a mi abuelo y un poco más de ajedrez.-
6) Mas cultivos de plantas, más acordes en las guitarras
7) Más de Artaud en las venas, no tanto en las miradas.-

Algunas consideraciones para el año redondo que me surgieron al instante. Otras no las puedo hacer públicas y alguna me olvidé al despertar el día 1 del año redondo, 20 – 10. Saquen sus propias conjeturas.-

¿Qué pena ser un año?

Sólo 365 días y 6 horas para existir. Después vivís en un almanaque; ahora bien, en solo 365 días y seis horas, el tipo, el año, nos tiene bien ocupados, atentos, desatentos, y genera innumerables cuestiones buenas, malas y no tanto en todos nosotros los habitantes de este planeta. 365 días y cambia el mundo. A nosotros, nos toman mucho más que esos días para por lo menos leer un almanaque.

Toda expresión vulgar se reduce a explicar la inutilidad nuestra de un año en:

31 diciembre, 11:59 pm: “Que tengas un feliz año” y un choque calculado de copas.-

Hagamos de este año un año redondo… y que las copas el próximo 31 brinden ellas solas por un deseo mejor.-

El comienzo será un final, no lo duden. Pero como dije, esto es irremediablemente relativo.-

Salud!

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