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viernes, 19 de marzo de 2010

el hombre de mimbre

No pude dejar de mirar, el salto, al ave, al centro directo y al gol.
Hombre de mimbre, saltarín rojo de los sueños.
Golazo!

Nada más expresivo que el estereotipo del gol. Gol, se me hincha el pecho, suenan introducciones largas que van en aumento, suben los decibeles, guitarras, tambores, bajos y teclados en dos notas que van llenando el espíritu y todos sus vacíos. El saltarín que en mi niñez miraba en una sola foto, volvió a la tierra que lo vio nacer.-

La fotografía tatuada a mi infancia y las disertaciones del abuelo que te conoció.-

No puedo dejar de mirar, ni de soñar. Cuando no hay palabras es cuando realmente las cosas se pueden explicar. Soy como un ave joven que apenas aprende a cantar, descubre el vuelo, como ud, hombre de mimbre, que mirando la pelota al aire destruía su propia textura con la perfección del "centro foward", volando, saltando infinito. No puedo explicar, ud donde esté lo sabe, con esa intuición característica del enamorado y la amante peregrina.

Un siglo ha cambiado, pero no se me ponga triste hombre de mimbre, ud es pura alegoría al tiempo pasado que fue mejor, alegoría, y fantasía en cantos y prosas benditas. Si yo pudiese, hoy lo estaría viendo correr con la elegancia del devoto perseguidor de ilusiones.-

Saltarín, ni su voz he escuchado y sin embargo tengo una canción que acomoda mi corazón.-

El hombre suspendido al aire, etéreo y sublime, y sus hijos que son goles; para ud, mi pequeño homenaje, 25 febrero 2010, bienvenido de vuelta, en esta tierra descansan sus restos y crece nuestra admiración.-

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